Mayoría simple

¿Salud o libertad? O uno o lo otro. Las mayoría social prefiere un individuo sano a uno libre. Por mucho que se adultere el verdadero sentido de la libertad, el miedo a la muerte es el mayor veneno para la libertad. Y la enfermedad la componente material de ese miedo inmaterial. ¿Es el suicida el más libre? A partir de aquí ya no queda otra que maniquear un poco: el suicida en diferido sí, el suicida compulsivo no. El primero es racional y su voluntad está sometida a un plan racional de vida. El segundo, presa del miedo extremo al que llamamos pánico, mata su vida y por tanto a su libertad. El suicida en diferido posterga y administra su muerte en función de un plan de maximización de su libertad. Y partir de aquí ya toca la pura especulación: se le nota en su mirada, huele a pura libertad, vive menos pero vive más, porque la buena e intensa vida humana no se mide en segundos sino en recuerdos de haber vivido. El suicida postergado, amo de su vida, libre para determinarla, resulta un demonio burlón para las mayorías simples.

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