Juego de improvisación.

La improvisación es libertad, pero cuánto realmente no hay de repetición en la improvisación músical. La improvisación cromática alejada de los concomitantes más próximos a la línea armónica sería el ideal de libertad en la improvisación. Sería además un producto inconsciente, onírico, una obra plena del hemisferio derecho del cerebro. Una sucesión de evocaciones a paisajes, onomatopeyas, cantos de aves, algo que no podría ser analizado mediante intervalos diatónicos o tensiones primarias de la sucesión de armónicos naturales. El ideal de la improvisación es ser melódico de la forma más libre y expresiva posible, ensanchar los límites de lo gratificante para el oido fuera de los lindes de los sistemas y formalismos, pero sin amaneramientos escénicos que abocan a las abstracciones intelectuales intencionadamente excéntricas, al ruido sonoro exhibicionista, al yokonismo. El problema es que para huir de algo primero hay que haber estado atrapado por ello, para huir del sistema hay que dominar sus normas y asimilarlas de tal forma que aquello que al principio requería un esfuerzo de atención consciente, una vez dominado pasa a ser una actividad inconsciente que no requiere del mínimo esfuerzo de concentración, tal cual el proceso de aprendizaje de mantener el equilibrio en una bicicleta. La improvisación es el estado de dominio absoluto de las normas del sistema por el inconsciente, de tal modo que toda la atención consciente pueda dedicarse a la forma expresiva. El aprendizaje tiene que regirse por el principio del mínimo esfuerzo consciente, es dejar que el trabajo de bestias lo haga el inconsciente, y el trabajo de creación, el que nos acerca a dios y a la verdad, nuestro yo consciente.

2 Saberes

El científico tiende a rebajarse por su desconocimiento de las letras y el intelecutal de letras tiende a sobrevalorarse por su desconocimiento de la ciencia, salvo usted mismo o ese amigo o familiar suyo que efectivamente no es así y nadie lo va a discutir, pero en general así es. Un físico que no haya leido a Poe o a Kafka que tan de moda están, o desconozca determinados hitos históricos de la guerra civil española, o dude del autor de no sé cuál cuadro de hace tres siglos, es un especialista ignorante, sin sensibilidad y que no tendría inconveniente en diseñar terribles bombas atómicas. Pero el especialista en la época azul de Picasso que no ha oido hablar de los principios de la termodinámica es estimado como una persona profundamente culta, demasiado profunda. Hay también devoradores de libros que de Unanumo solo conocen Niebla y La tía Tula, pero inexplicablemente no han oido hablar Del sentimiento trágico de la vida, o sencillamente les parece un bodrio para maniaco-depresivos. Muchos lectores de novela ligera no saben explicar a sus hijos o alumnos por qué el cielo es azul, o por qué hoy se hará de noche sin recurrir a explicaciones mágicas, esotéricas o silogismos simples del tipo "bien, el cielo es azul porque en fin, la luz del sol que incide sobre la atmósfera hace que nuestros ojos perciban de color azul al cielo", o lo que es lo mismo, el cielo es azul porque es azul. Pero está claro que la arrogancia está más instalada en las personas de letras que en las de ciencia, fundamentalmente porque las primeras de tanto adorar las obras de los hombres han terminado por adorar al hombre y han perdido la capacidad de asombro ante las obras de Dios, que es el estímulo principal en la actividad del científico.

La asociación reivindicamos una piscina climatizada en Ribadesella.

 La asociación volvemos a reivindicar una piscina municipal en la cual puedan estar nadando los riosellanos, por las siguientes razones en o...