Nuevos estatutos de la Agrupación de Librepensadores de Ribadesella

Los estatutos de esta Asociación son, a saber:
1._ : esta asociación exige en primer lugar libertad de pensamiento, entendiendo ésta como aquella que no persigue ningún fin pedagógico, adoctrinante, académico, exhibicionista, religioso, económico ni sexual. Es decir el asociado no persigue presumir de lo que se acuerde que leyó, ni resultar interesante con fines puramente sexuales, ni crear otra nueva forma moral (¿otra más?), ni discernir entre el bien y el mal. Se trata de pensar sin pensar en las consecuencias de ello, ni perseguir ninguna vanagloria humana, pero sin creer que esto le sitúa a uno mismo más cerca de Dios. Todo el mundo piensa con algún fin. Incluso los ascetas contemplativos que afirman que llegan al éxtasis no pensando en nada, persiguen un fin con este pensamiento. Normalmente el pensamiento propio es un entramado de ideas ajenas apropiadas y de ideas propias nacidas de experiencias traumáticas por la supervivencia, y que de algún modo se pretenden argamasar para alcanzar algo que podamos considerar original y propio. Esto te eleva la autoestima y principalmente es un pensamiento al servicio del estatus social. Un pensamiento útil tiene que venir desprejuiciado en primer lugar, y tiene que ser inútil y desinteresado para uno mismo, es decir no pretender ningún beneficio propio, y tiene que ser lo más original que uno crea que pueda ser. Recitar pensamientos de otros y sentir el placer de estar a su nivel es de ególatras académicos, de sobreinformados sin fines vitales. Conocer el pensamiento del otro con humildad es necesario para conseguir desarrollar el de uno mismo. Somos un todo y casi todo fue inventado. Todo lo que uno piense, ya otro lo pensó antes y mejor. Por tanto la única esperanza es hacer el camino de conocer al otro superando la barrera inconsciente de dogmas y prejuicios que nos impide acceder al verdadero ser propio, el verdadero fin del conocimiento. Descubrirse a uno mismo pero sintiendo que se forma parte de los otros y del Uno. Conocer al otro y a uno mismo es un proceso único indisociable. Todos nos necesitamos, el asceta aislacionista que considera ruido al otro está perdido. Porque es incuestionable y el único dogma verdadero que el bien absoluto es amar al prójimo como a uno mismo.
2.- El resto de estatutos no hay.

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