Texto enviado por Tenis Ay:
Soporta y renuncia, pero a cambio de qué. En demasiados casos el premio es el disfrute del castigo al pecador. Reunidos en la plaza los puritanos asisten a la lectura de la lista de pecados cometidos por los ociosos y el vicioso y el malvado, y a continuación al merecido castigo del pecador: azotes, latigazos, ahorcamientos, decapitación, qué merecido se lo tenía, se lo ganó!. Que levante la mano el virtuoso puritano que no ha tenido una experiencia de gran regocijo contemplando altaneramente el sufrimiento del pobre pecador. Que a esa emoción no la llamen compasión, porque realmente es satisfacción. La idea de que el castigo es el merecido de los pecadores forma parte de la ideología dominante actual que está enraizada en la misantropía, el ascetismo religioso, el cinismo griego, etc. El premio por la renuncia al placer no es la complacencia con el sufrimiento del vividor.
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